Joaquín del Val nació en Madrid y ha vivido también en Bilbao y Sevilla, ciudad en la que actualmente reside. Hace unos años se presentó por primera vez a un concurso literario y lo ganó. Animado por tan elevado porcentaje de acierto, se presentó a otro de microrrelatos (con un máximo de 100 palabras) y, por supuesto, no triunfó, pero el texto le sirvió como base para una de las crónicas que aparecen aquí (La huida) y, sobre todo, para moderar su nivel de éxito en ese tipo de certámenes. Se reconoce aficionado a los paseos y caminatas, a la divagación literaria y, en general, a investigar sobre temas variados de escasa utilidad. No tiene perros ni gatos.

Alicia Abraldes, la ilustradora de este libro, es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Arteterapia por la Universidad Pablo Olavide, de Sevilla. Creció en Avellaneda (provincia de Buenos Aires, Argentina), de donde le viene su querencia por el tango, el mate y el club de fútbol Independiente. Habitualmente ilustra por encargo, aunque también, por iniciativa propia, realiza en sus viajes apuntes sorprendentes. Además de varios carteles de éxito, son muy celebrados sus dibujos realizados con el móvil. Prefiere el acrílico a la acuarela.