Cernuda: Desexo, realidade e compromiso

Cernuda: Desexo, realidade e compromiso

GONZALO PÉREZ LÓPEZ

Cernuda: Desexo, realidade e compromiso

Permitídeme compartir con vos o recoñecemento e a reivindicación da poesía, tan necesaria como esquecida hoxe, da man de Luís Cernuda, un dos poetas máis próximos pola súa sensibilidade, humanidade e compromiso.

Soster que a mellor maneira de achegarse a un escritor é léndoo non é óbice para que calquera persoa contribúa a espertar noutras o interese pola lectura da súa obra. Non terei a ousadía de intentar un estudo técnico-literario, senón convidarvos a emprender, coma min e/ou comigo, o camiño apaixonante da reinterpretación en clave persoal que permite a poesía.

A afectividade, constituínte irrenunciable da condición humana, é transversal á obra de Cernuda. Unha corrente de emocións, sentimentos e paixóns (“¿Para qué haber nacido con esta terrible facultad de apasionarse, entre gentes que sólo conocen el egoísmo y la indiferencia?”, escribe ó pintor Eugenio Prieto) flúen decontino, dándolles un acento especial ás tres formas sinérxicas de compromiso que contraeu o poeta: moral, político, en toda la extensión e grandeza da palabra, y de defensa, a contracorrente do convencional, da súa identidade afectivo-sexual.

“La Realidad y el Deseo”, recompilación de gran parte da súa obra poética, publicada en 1936 e ampliada en sucesivas edicións, condensa no título o sentido do seu discorrer vital e literario. Esa tensión entre realidade e desexo transcende o universo cernudiano porque, ó ser común a todos os humanos, universalízase.

Toda a nosa vida móvese entre o desexo escorregadizo e irrealizable e a impoñente realidade (“un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo”, en palabras de Olga Orozco dedicadas a Cernuda) que nos afasta da arelada satisfacción de aquel. Esta antítese supón para o poeta unha distancia insuperábel, contra a que se insurxe, tanto en relación coa anhelada liberdade afectivo-sexual como coa aspiración a unha sociedade máis xusta. Este antagonismo provócalle frustración, dor e tristura e o afunde nun pesimismo radical e un sentimento de soidade (“cómo llenarte soledad, / sino contigo misma…”) que, aínda que dalgún xeito a asume, dificilmente a atura.

Visión poliédrica do amor, desamor, paso do tempo, señardade e melancolía, incomunicación,  vulnerabilidade propia recoñecida sen rubor, sentimento da diferenza e oposición entre a natureza como expresión libre de desexos e sentimentos e o entorno burgués, do que procede, que os reprime, empapan e fusionan o seu universo vital e poético. Paralelamente vai medrando o seu compromiso social e político, implicándose na defensa da República e dos máis desfavorecidos.

Participa do proxecto, sen dúbida revolucionario, das Misiones Pedagógicas, esa lúcida idea imbuída do espírito crítico e creativo da Institución Libre de Enseñanza. No verán de 1935, fracasada a Revolución do 34, coas dereitas gobernando, incautándose do saber, amosando con ostentación a súa proverbial insensibilidade e alerxia á cultura e recortando a dotación das Misiones, chega Cernuda a Castropol, concello terra-mar onde, caprichosamente, trazaron a división, só administrativa, entre Galicia e Asturias. A súa paisaxe, idiosincrasia e inquedanza cultural, incluída a singular experiencia de extensión cultural da Biblioteca Popular Circulante, impactaron tanto no estado anímico do escritor que ata o fixo protagonista dun relato (”En la costa de Santiniebla”).

Pero o soño republicano foi abrupta e cruelmente abortado polo que, fuxindo da barbarie, emprende un exilio sen retorno que incide na súa visión flutuante e contraditoria de España e o abisma no esmorecemento e o pesimismo (“Un pueblo sen razón, adoctrinado desde antiguo/ En creer que la razón de soberbia adolece/ y ante el cual se grita impune:/ Muera la inteligencia, predestinado estaba/ A acabar adorando las cadenas”).

De ese estado de desesperanza só pareceu emerxer un intre cando en 1961, nunha das súas conferencias, atopou un brigadista internacional dos que acudiran a rescatar á República e frear o fascismo que, malia as derrotas, mantiña intacta a fe na realización da utopía.

Este inesperado e emotivo encontro inspiroulle un conmovedor poema, “1936”, no que comeza cun “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”, que nos interpela a todos á maneira de imperativo moral, continúa afirmando que, aínda que a causa republicana pareza perdida, “lo que importa y nos basta es la fe de uno mismo” e que segue sendo “Noble y tan digna de luchar por ella”, para rematar con estas palabras que a ninguén poden deixar indiferente:

 

«Gracias, compañero, gracias

Por el ejemplo. Gracias porque me dices

Que el hombre es noble.

Nada importa que tan pocos lo sean.

Uno tan solo basta

Como testigo irrefutable

De toda la nobleza humana».


Cernuda: deseo, realidad y compromiso

Permitidme compartir con vosotros el reconocimiento y la reivindicación de la poesía, tan necesaria como olvidada hoy, de la mano de Luis Cernuda, uno de los poetas más cercanos por su sensibilidad, humanidad y compromiso.

Sostener que la mejor forma de acercarse a un escritor es leyéndolo no es óbice para que cualquier persona contribuya a despertar en otras el interés por la lectura de su obra. No tendré la osadía de realizar un estudio técnico-literario del poeta, sino invitaros a emprender, como yo y/o conmigo, ese camino apasionante de la reinterpretación en clave personal que permite la poesía.

La afectividad, constitutivo irrenunciable de la condición humana, es transversal a la obra de Cernuda. Una corriente de emociones, sentimientos y pasiones («¿Para qué haber nacido con esta terrible facultad de apasionarse, entre gentes que sólo conocen el egoísmo y la indiferencia?», escribe al pintor Eugenio Prieto) fluyen continuamente, dándoles un acento especial a las tres formas sinérgicas de compromiso que contrajo el poeta: moral, político ―en toda la extensión y grandeza de la palabra― y, a contracorriente de lo convencional, de defensa de su identidad afectivo-sexual.

La realidad y el deseo, recopilación de gran parte de su obra poética, publicada en 1936 y ampliada en sucesivas ediciones, condensa en el título el sentido de su discurrir vital y literario. Esa tensión entre realidad y deseo trasciende el universo cernudiano porque, al ser común a los humanos, se universaliza.

Toda nuestra vida transita entre el deseo escurridizo e irrealizable y la imponente realidad («un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo», en palabras de Olga Orozco dedicadas a Cernuda) que nos aleja de la ansiada satisfacción de aquél. Esta antítesis supone para el poeta una distancia insalvable, contra la que se rebela, tanto en relación con la anhelada libertad afectivo-sexual como con la aspiración a una sociedad más justa. Este antagonismo le provoca frustración, dolor y amargura y lo hunde en un pesimismo radical y un sentimiento de soledad («cómo llenarte, soledad, / sino contigo misma…») que, aunque en cierto modo la asume, difícilmente la soporta.

Visión poliédrica del amor, desamor, paso del tiempo, nostalgia y melancolía, incomunicación, vulnerabilidad propia reconocida sin rubor, sentimiento de la diferencia y oposición entre la naturaleza como expresión libre de deseos y sentimientos y el entorno burgués, del que procede, que los reprime, empapan y fusionan su universo vital y poético. Paralelamente va creciendo su compromiso social y político, implicándose en la defensa de la República y de los más desfavorecidos.

Participa en el proyecto, sin duda revolucionario, de las Misiones Pedagógicas, una lúcida idea imbuida del espíritu crítico y creativo de la Institución Libre de Enseñanza. En el verano de 1935 ―fracasada la Revolución del 34, con las derechas gobernando, incautándose del saber, exhibiendo ostentosamente su proverbial insensibilidad y alergia a la cultura y recortando la dotación de las Misiones― llega Cernuda a Castropol, municipio tierra-mar donde, caprichosamente, trazaron la división, meramente administrativa, entre Galicia y Asturias. Su paisaje, idiosincrasia e inquietud cultural, incluida la singular experiencia de extensión cultural de la Biblioteca Popular Circulante, impacta tanto en el estado anímico del escritor que hasta lo convierte en protagonista de un relato (En la costa de Santiniebla).

Pero el sueño republicano fue abrupta y cruelmente abortado por lo que, huyendo de la barbarie, emprende un exilio sin retorno que incidirá en su visión fluctuante y contradictoria de España y lo sume en el abatimiento y el pesimismo («Un pueblo sin razón, adoctrinado desde antiguo / En creer que la razón de soberbia adolece / Y ante el cual se grita impune: / Muera la inteligencia, predestinado estaba / A acabar adorando las cadenas»).

De ese estado de desesperanza sólo parece emerger un instante cuando en 1961, en una de las conferencias del poeta, coincide con un brigadista internacional de los que habían acudido a rescatar a la República y frenar el fascismo que, a pesar de las derrotas, mantenía intacta la fe en la realización de la utopía.

Este emotivo encuentro le inspira un conmovedor poema, 1936, en el que empieza con un «Recuérdalo tú y recuérdalo a otros» que nos interpela a todos a modo de imperativo moral, continúa afirmando que, aunque la causa republicana aparezca perdida, «Lo que importa y nos basta es la fe de uno mismo» y que sigue siendo «Noble y tan digna de luchar por ella», para finalizar con estas palabras que a nadie pueden dejar indiferente:

 «Gracias, compañero, gracias

Por el ejemplo. Gracias porque me dices

Que el hombre es noble.

Nada importa que tan pocos lo sean:

Uno, uno tan sólo basta

Como testigo irrefutable

De toda la nobleza humana».

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26 de abril de 2023

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